Un grupo de amigos ya entrados en años pasan sus vacaciones veraniegas subiendo a montañas de poca altura.Se entusiasman cada vez que conquistan una nueva cima, hazaña nada desdeñable teniendo en cuenta sus molestias lumbares y otros achaques característicos de la edad. Si bien es una actividad bastante agotadora, las magníficas vistas compensan los dolores musculares y el cansancio. Si les preguntas por qué no pasan más bien sus vacaciones relajándose en una cálida playa, descartan la idea. Prefieren hacer montañismo, no obstante el esfuerzo que implica. Dicen que nada se puede equiparar con la satisfacción de alcanzar una cumbre.
Para el ejercicio de hoy, visualiza una cadena de montañas. Concéntrate en una foto o un cuadro pintoresco, o recurre a tu imaginación. Figúrate que cada pico es un obstáculo que se te presenta en la vida, como las próximas facturas que tienes que pagar, el ascenso al que aspiras en el trabajo, un negocio que esperas hacer, una afección que arrastras desde hace tiempo, una tarea que se te hace eterna, etc. ¿Te has quejado y preocupado cada vez que estas dificultades ennegrecen tus cielos? Pues es hora de cambiar de perspectiva.
Elige una cumbre e imagínate que la estás escalando. Si bien requiere esfuerzo trepar por las laderas rocosas, no estás solo en esa aventura. Te acompaña un guía fuerte, experimentado y capaz. El Señor promete: «Yo te instruiré, Yo te mostraré el camino que debes seguir; Yo te daré consejos y velaré por ti» (Salmo 32:8 NVI). Él te ofrece una mano mientras trepas por entre las rocas. Te guía por caminos seguros. Con Él, claro que puedes hacer la ascensión. Te entusiasmas, ardes en deseos de alcanzar la cumbre. Recuerda que es algo emocionante, no una pesadez. Ahora hazte una imagen visual de la celebración que tendrás con Jesús en la cima. ¡Has coronado la meta!
“Si bien la conquista de una cumbre brinda momentos de exultación y felicidad —nada hay que se le compare en la monótona y materialista existencia de estos tiempos modernos—, también entraña grandes peligros. Aunque el objetivo del gran alpinismo no es enfrentarse al peligro, esa es una de las pruebas a las que debemos someternos para hacernos acreedores a la dicha de elevarnos durante un instante por encima del estado de larvas rastreras. En esta altiva y hermosa montaña hemos vivido horas de cálida y sublime nobleza fraternal. Durante unos días hemos dejado de ser esclavos para convertirnos en verdaderos hombres. Es difícil volver a la servidumbre.” —Lionel Terray (1921–1965), montañista francés
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Filipenses 4:13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Proverbios 16:3 Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán.
Mateo 16:26 ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida? ¿O qué se puede dar a cambio de la vida?
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