miércoles, 10 de agosto de 2016

Mi gran afición




Charles Spurgeon —predicador inglés del siglo xix— dijo algo que para mí define el papel del cristiano en cuanto a la oración. «Así como los pintores se consagran a sus cuadros, y los poetas al cultivo de la lengua clásica, nosotros debemos practicarapasionadamente la oración». Así y todo, confieso que antes a veces me costaba ser constante en la oración. Y no por falta de ganas, más bien todo lo contrario; pero no lograba ser consecuente con mis buenas intenciones. No exagero si digo que cada vez que intentaba orar, un mar de pensamientos me invadía la cabeza, y enseguida me veía envuelta en otros quehaceres.
Finalmente decidí que tenía que llegar al meollo del asunto. ¿Por qué me costaba tanto? ¿Era pereza, falta de motivación o dificultad para concentrarme? Caí entonces en la cuenta de que el problema consistía en que equiparaba la oración con inacción. En teoría tenía muy claro que la oración es esencial para la vida cristiana, pero en la práctica simplemente me faltaba convicción. Soy una persona dinámica; por eso orar me parecía ineficaz.
Tuve que cambiar de mentalidad y empezar a ver las cosas bajo otro prisma. En mi caso eso significó que al orar por un niño enfermo tenía que imaginarme que estaba con él, colocándole un paño frío en la frente. Cuando oraba por la paz en África, me imaginaba en medio de los combates, rogando para que se detuvieran. Al visualizar mis oraciones, éstas cobraban vida. Sentía que estaba participando más en la acción.
También he comprobado que me viene bien tener un fichero en el que anoto las personas y situaciones por las que rezo, organizadas por temas. Periódicamente añado pedidos de oración de los que me entero y promesas pertinentes de la Biblia, lo pongo al día y guardo un registro de las oraciones que han sido respondidas.
Salmos 55:17 Mañana, tarde y noche clamo angustiado, y él me escucha.
Salmos 118:5 Desde mi angustia clamé al Señor, y él respondió dándome libertad.
Isaías 55:6 Busquen al Señor mientras se deje encontrar, llámenlo mientras esté cercano.

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