Pregunta: He oído decir que algo que ayuda mucho cuando uno se encuentra en una situación difícil es pensar positivamente. Pero a veces no se me ocurre nada que se pueda ver con optimismo. ¿Qué puedo hacer para ponerme en vena positiva cuando todo me está saliendo mal?
Respuesta: Cuando tengas el corazón cargado de preocupaciones, temores, tristeza y dolor, en vez de pensar tanto en tus dificultades, piensa en Jesús y Su amor. Haz memoria de las cosas buenas con que has sido favorecido. Si no se te ocurre nada que sea motivo de alegría, al menos ten en cuenta todas las contrariedades que podrías estar padeciendo y que, sin embargo, no te han sobrevenido porque Dios te ha guardado de ellas.
Mira el lado radiante de la vida. Piensa en lo bueno. Agradécele a Dios todo lo que ha hecho. Ahuyenta los nubarrones con la luz de las Escrituras, la oración, la alabanza y las canciones. Haz todo lo que esté a tu alcance por llenarte la cabeza de pensamientos positivos.
Si meditas sobre la bondad del Señor y centras tu atención en ella, el Diablo —con todas sus dudas, mentiras y temores— queda desplazado hacia la periferia. No se puede ser optimista y pesimista al mismo tiempo. Llena tus pensamientos de la luz de la alabanza a Dios, y se disiparán las tinieblas.
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Salmos 150:6 ¡Que todo lo que respira alabe al Señor! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
Salmos 30:11 Convertiste mi lamento en danza; me quitaste la ropa de luto y me vestiste de fiesta.
Salmos 149:3 Que alaben su nombre con danzas; que le canten salmos al son de la lira y el pandero.
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