jueves, 28 de abril de 2016

PAISAJE CAMBIADO



Hoy iba conduciendo hacia casa y me pasé de donde tenía que virar. Aunque conozco bien el vecindario y he tomado esa calle miles de veces, me confundió el cambio en el paisaje.
Están demoliendo un pequeño centro comercial en desuso, y las topadoras llevan toda la semana trabajando. De golpe, el edificio de la esquina ya no estaba, y me pasé de largo. No me di cuenta de lo acostumbrada que estaba a doblar a la izquierda donde el edificio.
Me puse a pensar en el paisaje de mi vida y en lo difícil que es adaptarse a los cambios. Me gusta transitar por caminos conocidos. Me siento bien cuando sé por dónde voy. Me agrada conducir distendida sin necesidad de hacer un gran esfuerzo mental. Estoy agradecida por las nuevas tecnologías que me guían paso a paso cuando tengo que meterme por lugares desconocidos, pues no siempre llevo en el auto a un copiloto que me lea el plano y me ayude a ver los letreros de las calles. Sin embargo, el conocer bien una zona viene a ser como un sistema de navegación.
Me crié en el campo y aprendí a tomar los árboles y las lomas como puntos de referencia en lugar de guiarme por semáforos y letreros. Casi nunca leo los letreros, salvo que me encuentre en un sitio que desconozco. Prefiero seguir automáticamente la ruta que he recorrido miles de veces fijándome en el paisaje.
He vivido experiencias en que, a raíz de cambios repentinos, mi paisaje espiritual se transformó por completo. Me costó descubrir las pautas y aprender los vericuetos de mi nueva situación. La única forma de orientarme fue escuchar la voz de Dios, como si fuera un GPS diciéndome: «En 10 metros, doble a la izquierda por la calle…»
Por mucho que cambie el paisaje, Dios puede guiarnos y llevarnos a casa. Basta con que acudamos a Él y le pidamos ayuda. Él entonces nos da instrucciones detalladas para que arribemos a nuestro destino. Los cambios nos obligan a romper nuestra rutina, prestar atención a dónde vamos y leer cuidadosamente los letreros.
Ahora mismo la demolición que se realiza cerca de aquí ha producido un desbarajuste; pero alguien sabe lo que hace. Alguien tiene un plan, y a larga agradeceremos que en el vecindario haya algo nuevo y mejor. La única forma de hacer mejoras es modificar las cosas. Mientras tanto, debo prestar un poco más de atención cuando regreso a casa en automóvil y acordarme de dónde tengo que virar. No puedo seguir dependiendo de mi piloto automático.
Juan 14:26 (NVI) Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho.
Lucas 10:27 (NVI) Como respuesta el hombre citó:
—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.”
Mateo 26:52-54 (NVI) —Guarda tu espada —le dijo Jesús—, porque los que a hierro matan, a hierro mueren. ¿Crees que no puedo acudir a mi Padre, y al instante pondría a mi disposición más de doce batallones de ángeles? Pero entonces, ¿cómo se cumplirían las Escrituras que dicen que así tiene que suceder?

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