La felicidad se compone de muchos elementos: está en la sonrisa de un niño, en los destellos dorados de un amanecer, en el cálido abrazo de un ser querido, en la salud tras una enfermedad. Pero esa clase de felicidad es transitoria: los niños no siempre sonríen, y puede que haya nubarrones que oculten el amanecer, que un ser querido se vaya a otra parte o que la enfermedad no pase. Hay otra felicidad que es más profunda y duradera: es la que inunda el alma cuando uno alcanza a comprender la profundidad, la anchura y la altura del amor que Dios siente por cada uno de nosotros, un amor que Su Hijo Jesús personifica.
Al hallar a Jesús descubrimos que, sean cuales sean nuestras debilidades y defectos, por muy profundo que sea nuestro desaliento, tenemos una fuerza a la que recurrir, una esperanza en la que apoyarnos, un amor en el que refugiarnos. Ciertamente, «bienaventurado el pueblo cuyo Dios es el Señor» (Salmo 144:15).
En brazos de Jesús,
bajo Su tierna faz,
encontraré la dicha,
y mi alma tendrá paz.
Fanny Crosby (1820–1915)
bajo Su tierna faz,
encontraré la dicha,
y mi alma tendrá paz.
Fanny Crosby (1820–1915)
Considera el amor de Dios. En todos los años que han pasado nunca ha dejado de ser. Cuando caímos, nos levantó; cuando nos desviamos, nos rescató; cuando desfallecimos, nos revivió; cuando pecamos, nos perdonó; cuando lloramos, nos consoló. En esos momentos de agonía e incertidumbre, casi de desesperación, que algunos recuerdan, fue más que suficiente. —Adaptación de un texto del Rev. Money
Dios que en los cielos sonríes
y surcas todo el mar,
y surcas todo el mar,
dejando el mundo y sus conflictos, te vengo a invocar. Me aproximo desfallecido. Busco descanso en Ti. Me acosan las preocupaciones. Calma mi frenesí. –John Holmes
El eterno Dios es tu refugio y Sus brazos eternos son tu apoyo. Deuteronomio 33:27 (rvr 95).
Señor, ayúdanos a no olvidar nunca Tu amor, sino a permanecer en él en todo lo que hagamos, ya sea que durmamos o estemos despiertos, que vivamos, que muramos o que resucitemos para la vida futura. Tu amor es vida eterna y reposo perenne. Que nunca se apague esa llama en nuestro corazón, sino que crezca y se torne más brillante, hasta que toda nuestra alma resplandezca e irradie luz y calor. –Adaptación de una oración de Johann Arndt (1551–1621)
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Isaías 12:3 (NVI) Con alegría sacarán ustedes agua de las fuentes de la salvación.
Filipenses 4:7 (NVI) Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
Eclesiastés 3:13 (NVI) y sé también que es un don de Dios que el hombre coma o beba, y disfrute de todos sus afanes.
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