viernes, 1 de abril de 2016

EL PRIMER BOCADO



Tomé un bocado de tortilla francesa y se lo agradecí a Dios en silencio. Tenía hambre, y me supo excepcionalmente delicioso. Degusté los sutiles sabores y el queso derretido, y me detuve un instante a pensar en la divina Providencia y en cómo nos cuida Dios.
Sé que a veces como algo apuradamente y ni siquiera me acuerdo de agradecérselo a Dios. Al menos esta vez lo hice, aunque mi oración me punzó la conciencia porque el momento en que la hice no fue del todo adecuado. Podría haberle agradecido el omelet antes del primer bocado, antes de saber que era delicioso.
Luego recordé las palabras del rey David: «Este es el día que hizo el Señor; nos gozaremos y alegraremos en él». Cuando quiero aprender a ser más agradecida leo los salmos de David. Después de enumerar sus dificultades, siempre da la gloria a Dios. Sin embargo, lo que más me llamó la atención de ese versículo es que nos insta a darle gloria a Dios por cada día nada más despertarnos, y afirmar desde el momento en que comienza la jornada que nos vamos a alegrar y regocijar.
A veces al acostarme le digo a Dios: «Hoy ha sido un día estupendo. Gracias por todo lo bueno que pasó, por todo lo que pude hacer, por tener buena salud y una familia feliz». Pero no es esa la gratitud de la que hablaba David.
Él se refería a dar gracias y alegrarnos antes que empiece el día. Nos insta a tomar, desde que amanece, la resolución de ser felices y disfrutar de un día excelente. Supongo que es como agradecerle a Dios la tortilla francesa antes de degustarla. Debemos darle gracias en la mañana, aunque más tarde venga una tempestad. Debemos tomar la determinación de estar contentos, aunque luego surjan contrariedades. Antes de hincarle el diente a una tortilla francesa, un nuevo día o incluso un nuevo año, podemos expresar nuestra gratitud, pase lo que pase.
He visto que lo bueno es comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se fatiga debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le ha dado; porque esta es su parte. […] Dios le llenará de alegría el corazón.  Eclesiastés 5:18,20
La gratitud hacia Dios hace que aun una bendición temporal tenga sabor a Cielo.  –William Romaine (1714–1795)
1 Corintios 6:12 (NVI) «Todo me está permitido», pero no todo es para mi bien. «Todo me está permitido», pero no dejaré que nada me domine.
Juan 14:6 (NVI)—Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.
Juan 6:53 (NVI)—Ciertamente les aseguro —afirmó Jesús— que si no comen la carne del Hijo del hombre ni beben su sangre, no tienen realmente vida.

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