La humanidad se rige por dos sentimientos, el amor y el temor. El hecho de que predomine uno u otro depende del que nos alimentamos. Cuando en nuestro hogar exista un clima hostil y dominado por la prepotencia, este generará temores e inseguridades, si de lo contrario el clima que predomina es el amor, la comprensión, el tratar las situaciones con la intención de llegar a soluciones que afecten positivamente la convivencia, seguramente tendremos un hogar feliz y esto solo se consigue con el amor del Señor guiando nuestro hogar.
"Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él."
1 Juan 4:16.
Que ese amor permanezca por siempre en nuestros hogares.
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