martes, 31 de octubre de 2017

El higo es un fruto que se menciona en la Biblia

El higo es un fruto que se menciona en la Biblia y que seguimos consumiendo habitualmente, ya sea en forma de higo fresco, blando y jugoso, o como higo seco, dulce y correoso. La higuera es un árbol bastante común en los paisajes bíblicos. Simbolizaba seguridad y prosperidad.
Hubo una ocasión en que Jesús, al partir de la pequeña aldea de Betania, vio una higuera. Como tenía hambre, buscó frutos entre las hojas. No hallando ninguno, maldijo la higuera: «¡Nunca jamás nazca de ti fruto!» Enseguida el árbol se secó.
Diríase que fue un castigo muy duro para aquel árbol, y contrasta con la parábola acerca de una higuera a la que se le dio un total de cuatro años para demostrar su fecundidad. Desconocemos los motivos por los que Jesús emitió un juicio tan repentino e irrevocable, del mismo modo que Sus contemporáneos no sabían por qué habían muerto dieciocho hombres al caer sobre ellos una torre, en una catástrofe aparentemente sin sentido.
Cuesta hacer frente a las situaciones penosas que se nos presentan en la vida. Cuando se nos muere un ser querido, o nuestra salud se deteriora, o perdemos nuestro puesto de trabajo, o sufrimos un desengaño, nos esforzamos por comprender el porqué. No falta quien nos regala un libro que enumera todos los motivos por los que uno se enferma, o detalla los once pasos para la sanación interior. Sin embargo, no parece que Dios pretenda que siempre descubramos el propósito de nuestras adversidades. No siempre nos revela lo que piensa; a veces nos pide que confiemos en Él de todo corazón, y no en nuestra propia inteligencia.
Dios no siempre nos da explicaciones. Lo que sí nos promete en todos los casos es Su presencia. «No temas, porque Yo estoy contigo», nos dice. «El Señor mismo irá delante de ti, y estará contigo; no te abandonará ni te desamparará; por lo tanto, no tengas miedo ni te acobardes».
Antes y ahora
Quise bendiciones;
hoy quiero a Jesús.
Antes, sensaciones;
hoy, nomás Su luz.
Dones no deseo;
solo al Dador.
Ya no busco cura;
prefiero al Doctor.
Antes me afanaba;
ahora en Él confío.
Antes creía a medias;
hoy con todo brío.
Antes a Él me asía;
Él me agarra hoy.
Iba a la deriva;
ahora anclado estoy.
A. B. Simpson (1843–1919)
Mateo 21:18-20 (NVI)
Muy de mañana, cuando volvía a la ciudad, tuvo hambre. Al ver una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no encontró nada más que hojas. —¡Nunca más vuelvas a dar fruto! —le dijo. Y al instante se secó la higuera. Los discípulos se asombraron al ver esto. —¿Cómo es que se secó la higuera tan pronto? —preguntaron ellos.
Lucas 13:6-9 (NVI) Entonces les contó esta parábola: «Un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo, pero cuando fue a buscar fruto en ella, no encontró nada. Así que le dijo al viñador: “Mira, ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no he encontrado nada. ¡Córtala! ¿Para qué ha de ocupar terreno?” “Señor —le contestó el viñador—, déjela todavía por un año más, para que yo pueda cavar a su alrededor y echarle abono. Así tal vez en adelante dé fruto; si no, córtela.” »
Proverbios 3:5 (NVI) Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia.

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